10 de jul. 2014

Un país sin PP



Piden un lector y una lectora habituales de Comentaris Polítics que seamos más críticos con el PP. No es algo nuevo. Lo que llama la atención en este caso es que sus posiciones sean absolutamente inclementes en sus consecuencias. Y cabe añadir que un número creciente de comentarios en las redes sociales tienen este sentido. Para la salud de la democracia, tanto la política del PP como muchas de las críticas que se están articulando en su contra son fenómenos preocupantes.


¿Por qué no se ilegaliza al PP?

Sostiene el lector, persona de formación jurídica, que, de acuerdo con el artículo 10.2.a de la Ley de Partidos en vigor, la fiscalía pública debería proponer el enjuiciamiento del PP y su ilegalización. El artículo de la ley en cuestión afirma que “la disolución judicial de un partidos político será acordada por el órgano jurisdiccional competente … cuando incurra en supuestos tipificados como asociación ilícita en el Código Penal” y, según el artículo 155.1 del Código Penal son asociaciones ilícitas aquellas que tengan por objeto cometer algún delito o, después de constituidas, promuevan su comisión, así como las que tengan por objeto cometer o promover la comisión de faltas de forma organizada, coordinada y reiterada”.

24 de febr. 2014

La por a perdre: anticatalanisme, PP i CJC

Vicente Garrido (CJC) i Serafín Castellano (PP)
El passat 12 de febrer el Consell Jurídic Consultiu de la Comunitat (CJC) emetia el Dictamen 57/2014 a propòsit de la definició del mot valencià del Diccionari Normatiu de l’Acadèmia Valenciana de la Llengua. El dictamen, fet a instància de la consellera de Cultura, Educació i Esports del Govern Valencià, comporta una doble intromissió competencial esbiaixada per part d’una institució política de la Generalitat (el Govern Valencià) i d’una institució consultora en matèria jurídica (el CJC) en la regulació i l’establiment de la normativa lingüística del valencià que és competència exclusiva de l’Acadèmia Valenciana de la Llengua.

Passa, però, que el PP valencià està dividit, arnat pels casos de corrupció, amb un Govern Valencià paralitzat i un president nomenat per Rajoy sense autoritat en el partit. I a tot això es suma que les enquestes reiteren des de fa mesos que perdrà la majoria absoluta en les Corts Valencianes i que, probablement, no podrà governar en 2015.

24 de jul. 2013

I encara queden dos anys de legislatura!



L’actual legislatura política es fa molt llarga. Els governs han perdut en només dos anys bona part de la legitimitat i representativitat originària. Al País Valencià, el PP, després de 18 anys a la Generalitat, ofereix un balanç decebedor. Fóra bo comptar amb un projecte col·lectiu, mínimament coherent, nou i alternatiu per a superar la crisi i per a cohesionar i modernitzar la societat; però, fins ara, no s’hi veu energia suficient per a fer-lo possible. Mentrestant, les enquestes projecten escenaris polítics diferents (i no necessàriament millors) als actuals i com gran part del malestar i el ressentiment socials estan al marge o en contra de la política institucional.

Augmenta la gent sense partit que els represente al parlament

Tots els darrers estudis d’opinió mostren l’augment de l’abstenció i del vot sense representació política (vot nul, en blanc i a partits irrellevants). En les eleccions valencianes de 2011, l’abstenció fou del 30%, i el vot sense representació (excloent-hi UPyD) sumà el 6% del cens. En total, prop de 1.270.000 persones. Ara, si les enquestes no s’enganyen, l’abstenció decidida sobrepassa el 35% (1.260.000 electors), i el vot sense representació superaria el 7% del cens (250.000). És a dir, el 42% de l’electorat no generaria representació parlamentària i és una opció amb tendència a créixer.
 


19 de febr. 2013

PSOE, con respiración asistida


Con el PP desbordado por la corrupción. Con Rajoy deambulando en el mundo de simplezas ideológicas en el que habita. Con un Gobierno inepto, agotado y lacerante. Con la derecha social, económica, mediática e intelectual asaltando el Estado de Bienestar. Con las instituciones constitucionales en crisis (Casa Real, partidos, sindicatos, CEOE e Iglesia Católica incluidos) y los fundamentos básicos del sistema democrático puestos en cuestión. Con un sistema productivo desestructurado y todos los indicadores mostrando un aumento de las desigualdades sociales, el paro, el fraude fiscal, el empobrecimiento; mientras estamos a la cola del mundo desarrollado en educación, investigación o innovación productiva. Con una sociedad abatida y crecientemente resentida. Es especialmente preocupante la inanición del resto de partidos políticos y especialmente la ausencia de alternativa y la inoperancia del PSOE: el único partido que, a pesar de su decadencia e independientemente del poco o mucho entusiasmo que genere, todavía es capaz de estructurar un gobierno medianamente sólido, diferente y mejor al del PP. Imaginar a Cayo Lara o Rosa Díez presidiendo el Gobierno de España es una quimera o una pesadilla, según quien lo mire. Mientras tanto, la parálisis política de los partidos (grandes y pequeños) es radical. Sólo hay que recordar que las dos principales iniciativas políticas del último año, dejando a un lado lo que tiene su origen en el PP y su gobierno, provienen de la ciudadanía (moviendo contra los desahucios y proyecto independentista catalán) y no de los partidos, que están perdidos en la zozobra y parecen instrumentos oxidados para hacer frente a la crisis.

 
No hay oposición alternativa

La respuesta socialista a casi todas las medidas del Gobierno de Rajoy y a la corrupción que atenaza al PP ha evidenciado que sus elites decisivas del PSOE tienen serias limitaciones para la acción política. En términos generales, han seguido una lógica reactiva, a menudo invisible y, con frecuencia, contradictoria con lo hecho por el gobierno de Zapatero hace sólo un par de años. Este otoño, rozó el ridículo en la negociación con el PP de una solución a la crisis de los primeros suicidios por desahucios, de la que se desmarcó a última hora. En el caso Bárcenas, el aire de indeterminación ha sido mayúsculo: sin salirse nunca de las frases tópicas, haciendo seguidismo de las últimas noticias de la prensa o llevando a cabo una carrera por mostrar declaraciones de la renta que sólo alimentan la idea de que todos los políticos son iguales y desvían la atención del problema central.